jueves, 23 de febrero de 2012

CON TU PERMISO

Donde la lleve el viento corrosivo.
9 de Feb, a las 20:23

Y diría:
¡Hermanos, levantaos de vuestros sofás enfrente de los televisores!, ¡soltad el catálogo de IKEA!, ¡la hamburguesa de vaca estresada y explotada!, ¡vomitad el azúcar, colorantes, grasas edulcorantes blá blá blá!, ¡tirad esa película!, ¡quemad las revistas, por favor, la tele, el congreso de diputados!, y seguid a la masa adecuada.
Luchad por nuestros valores y libertad de pensamiento. Nos defenderemos del continuo colorido bombardeo pixelado y de nosotros mismos. A las barricadas, sangre por sangre derramada en nuestras propias trampas mientras cantamos a Víctor Jara. Sin bandera. Nosotros, los que no tenemos nada que perder y mucho que ganar. ¿Dónde somos y dónde estamos?, ¿cuándo apareció tal agujero?, ¿en qué momento dejaron de mirar hacia afuera para mirar hacia adentro, tuertos? Amenaza en un momento de debilidad o mentiras con chantaje emocional del cerebro humano al juicio (entiéndase el juego de palabras) capaz de manipular la ignorancia del torpe. Pero amigos, aquí no sobrevive el más fuerte, aún así sí hay una cadena alimenticia. Entre nosotros, para nosotros.

Qué detalle.
Reuniones eclécticas con aire de ultraísmo para que el todo siga siendo más grande que la parte, la parte de imbéciles que se juntan con fe hipócrita o puramente inocencia, como te apetezca verlo, para pegar un grito con eco. Que ni rebota. ¿Dónde quedó la resonancia? Yo te lo diré: desaprovechada en ti. Olvidada, abandonada, extraviada y envenenada se halla. Ahí es donde no está, pero ahí es donde la encuentras, la voz del guerrero, la voz de la guerrera, luchadores que no reniegan de su espíritu, en silencio. Platón vuelve a tener razón, el ánima junto con esta emoción se ha quedado fuera, como en un aire inmaterial. ¿Respiras?

Y ese es nuestro problema, poco he dicho.
Mira, yo creo en un mundo nuevo, tengo la esperanza en mi corazón, que es lo último que pierde el guerrillero.

- ¿El corazón?
- No... la esperanza. Como el niño, el vanguardista, poeta o artista... Sé que puede ocurrir, me lo puedo imaginar, una utopía realizable.

Algún modo debe de haber para cambiar la simpleza de la realidad que nos han fabricado.
Que detalle por sus partes.
- Si, te comprendo, pero ya ves que no es tan sencillo. Por eso, sedentarios.
Piensa la época que nos ha tocado vivir; que nosotros no sabemos lo que es pasar hambre; luchar por tierras: ver violaciones; tanto carnales como de derechos; el honor, ganar con esfuerzo, perder sin esfuerzo, la paciencia; subnormalidad, no espera, eso si já. Es lo que nos ha traído hasta aquí, a tiempos de calma mientras siga habiendo intereses y algo por lo que estar interesado; en realidad, mira, seguimos haciendo lo mismo. Sólo ha cambiado la manera de como lo consiguen.

Joder, puedo estudiar, leer, observar, concluir, pero ni tú ni yo hemos vivido todos estos jodidos siglos. Lo que quiero decir es que no nos ha quedado más remedio que guiarnos por los escritos, pinturas, arquitectura, la religión... Y, ¿ si es falso o erróneo? En fin, ¿dónde queda la verdad objetiva de todo esto? Cuando creas que la has encontrado, cuando no estés limitado, entonces imagínate la utopía que te salga del arco del triunfo y divúlgala como hacían en antaño. Lucha, sabes que te apoyo ciegamente.

- Los bohemios, querida, que tocaron París, ellos sí que (no) sabían lo que hacían.
Blanca.

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