jueves, 23 de febrero de 2012

ANTES O DESPUÉS

Allá por el 1983, creo, una avión comercial surcoreano, de la compañía aérea Korean Air Lines, invadió el espacio aéreo de la URRS. Un avión caza soviético, sin contemplación ni conmiseración algunas, lo derribó y murieron 269 personas inocentes. Yo andaba frisando los 32 años y, un tanto irritado, oía los argumentos a favor y en contra, de los analistas políticos y gentes del común sobre si el “f...aro” del socialismo real, que no utópico, había actuado correctamente, como respuesta a una acción deliberada de espionaje – tras la cual estaba la mano negra de los EE.UU. de América del Norte (USA)- o era fruto de la ignominiosa condición o naturaleza de una dictadura. Eran tiempo de guerra fría, o sea que si llega a ser caliente, no se hubieran atrevido ni a volar las aves que vuelan ( no todas las aves vuelan, no vayan a hacer como una nativa de un pueblo de Cádiz que pretendía cortar las alas a unas avestruces para que no volaran: Son aves corredoras, o sea, se desplazan pisando el terreno)Andaba paseando por el paseo de mi pueblo, cuando, al ponerme en paralelo sobre tres paisanos sentados en un banco, oí como polemizaban sobre la tragedia y oí como un tercero, que casi siempre anda en discordia, sentenciaba la discusión con la siguiente reflexión: “Al menos han muertos sentados”. Yo, al igual que los gorriones con su piar, las palmeras que los acogían, los setos, el agua del estanque,..., nos quedamos vivamente impresionados.Si muero antes o después del próximo 25 de marzo (elecciones al parlamento de Andalucía), víctima del fuego amigo o enemigo, sólo pido que la parca me pille sentado.

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