martes, 20 de marzo de 2012

SÓLO PARTE

Tengo una hija que se llama Blanca. También soy su padre biológico. Es dulce como la miel de azahar. Se desenvuelve como una mariposa. Es inteligente, sutil e imaginativa y muy sensible. Cuando sea adulta será una gran persona (tiene la genética) Y lo que le deseo para el futuro, tendrá que esperar hasta su próximo cumpleaños. También la quiero hasta el extremo. Adiós, Blanca, mi flor.

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