Tengo una hija que se llama Blanca. También soy su padre biológico. Es dulce como la miel de azahar. Se desenvuelve como una mariposa. Es inteligente, sutil e imaginativa y muy sensible. Cuando sea adulta será una gran persona (tiene la genética) Y lo que le deseo para el futuro, tendrá que esperar hasta su próximo cumpleaños. También la quiero hasta el extremo. Adiós, Blanca, mi flor.
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